Lo primero que deberemos hacer es pasar una revisión del estado de la madera de nuestra pérgola, fijándonos en las distintas piezas que la componen y las bases que conectan con el suelo. Buscaremos en la madera grietas, agujeros o hongos que afecten a la estructura. La mejor forma de saber si la madera esta en buen estado, es golpeándola con un martillo, intentando guiarnos por el sonido que produce. Diferenciando entre el sonido de la pieza maciza o si la pieza esta hueca por dentro, normalmente debido a insectos xilófagos como termitas o carcomas gruesas.
Otra forma de saber el estado de la madera de nuestra pérgola es intentando clavar un clavo grande, si hay resistencia a ser introducido en la madera está en buen estado y si se clava fácilmente es que está dañada. Marca los distintos puntos dañados con una tiza para saber que zona esta dañada y después dependiendo de la cantidad de zona marcada de la pieza se deberá proceder a su reparación o a su cambio. Normalmente si sólo esta dañada en menos de un tercio de la superficie se puede reparar, de lo contrario se deberá cambiar la pieza.
Para reparar la madera afectada, se deberá cepillar con un cepillo de alambre en sentido de la veta para limpiar la superficie. Una vez bien cepillada se debe enjuagar con agua y secar para eliminar los restos de serrín y polvo. Cuando esté seca se debe aplicar un producto reparador a base de serrín y cola que encontrarás en el mercado, cuando la zona a reparar no sea muy grande. Posteriormente se lija y se aplica un protector para maderas, así como tintes, para disimular la reparación.
Si por el contrario, la pieza a de ser cambiada en su totalidad, tomaremos todo tipo de medidas, alto, ancho y grueso, así como las distintas cavidades y ángulos para realizar en otra pieza de madera.
Conoce más sobre el autor en su perfil de Google+
No hay comentarios aún
Puedes ser el primero!
Deja un comentario.