Existen multitud de variedades de cactus para elegir, en un sinfín de formas y colores, para poder agrupar libremente siguiendo los gustos personales y formar un bello paisaje en miniatura. Cultivados en grupo, los cactus y otras plantas suculentas lucen mejor porque sus formas esculturales quedan realzadas y, al mismo tiempo, los ejemplares más pequeños, que probablemente en solitario apenas destacarían, en grupo adquieren un valor individual y cada una de las formas se aprecian en sí mismas gracias a la fuerza del conjunto.
Los “ingredientes” básicos que necesitas para la creación de un jardín de cactus son, además de los ejemplares que más te atraigan, un recipiente para su cultivo, el compost adecuado y algún elemento decorativo, como piedras o guijarros.
No existe ninguna norma en cuanto al tipo de recipiente para cultivar cactus. Puedes escoger el material y la forma que más desees; cacharros de cocina de cobre, de barro, de madera, de aluminio o lacados, como cacerolas o soperas, ya sean antiguas o modernas, o también macetas de bordes bajos para cactáceas, de plástico o de terracota, en forma rectangular, cuadrada, redonda…
No obstante, es aconsejable que tenga agujeros de drenaje porque éste es un aspecto esencial para el buen desarrollo de los cactus. Si el recipiente elegido no los tiene, intenta realizarlos tu mismo si el material lo permite; de no ser así, coloca una capa de unos 5 cm de drenaje para asegurar el éxito del cultivo.
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