El jardín de julio, es decir de pleno verano, es un oasis de belleza y frescor en nuestras vidas. Un lugar donde disfrutar del aire acondicionado más natural, el que proporcionan las plantas con su transpiración. ¿Sabías que un árbol de buen tamaño emite a la atmósfera cientos de litros de agua cada día? La explicación es muy sencilla: si cuentas los miles de hojas que posee y piensas que cada una suelta agua continuamente por sus estomas para mantenerse hidratada, el resultado de esta multiplicación son litros y más litros de agua que llenan el ambiente de un jardín de humedad y frescor; ya te decimos, aire acondicionado natural.
De todas formas, no todas las especies paran o suspenden su floración; en la rocalla, las clavellinas (Dianthus deltoides) y los botones de oro (Achillea filipendulina) se encuentran en plena emisión de corolas. Los macizos de anuales o plantas de temporada, como petunias (Petunia hybrida), claveles chinos (Tagetes patula), banderillas (Salvia splendens), etc., cubren el suelo de color. Arbustos de la belleza del hibiscus (Hibiscus rosa-sinensis y syriacus), la adelfa (Nerium oleander), la cinco en rama (Potentilla fruticosa) o la casia (Cassia corymbosa), emiten más y más flores. E incluso árboles como el flamboyant (Delonix regia) y el magnolio (Magnolia grandiflora), nos regalan la belleza de sus flores ahí arriba, en sus ramas.
Del mismo modo, el césped, sigue pidiendo riegos diarios y siegas semanales. Siega al atardecer y riega por la noche, para que tu hierba aproveche mejor el agua y sufra menos con los cortes.
Otras que no descansan son las malas hierbas, que deberás mantener a raya con la azadilla o herbicida de contacto, para que no invadan los macizos y caminos del jardín, que te lo agradecerá con toda la belleza del mundo.
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