Jardines zen en Japón, concebidos como mares de grava rastrillada en los que asoman islas de rocalla. Albero en los jardines y parques andaluces de toda la vida. Y texturadas superficies de piedras trituradas en los jardines minimalistas, como el juego cromático de áridos blancos y césped del hotel The Hempel, de Londres, templo histórico de la tendencia.
El ejemplo ha cundido de la mano de la escasez de agua y la sostenibilidad. Hoy los áridos no sólo se ven cubriendo superficies en jardines, sino también en maceteros y jardineras, como acabado final que, además de cumplir una función estética, contribuye a conservar la humedad.
El sinfín de colores, texturas y granulometrías disponibles en la actualidad multiplica las posibilidades de aplicación. A ellos se añaden las piedras y rocallas, muchas de gran efecto escultórico, y los gaviones rellenos de piedras, que permiten levantar muros.
Piedras naturales
Desde las grandes rocas y mármoles de curiosas y bellas formas y tonalidades, hasta las gravillas y arenas, existe toda una gama de bolos de mármol rodado de numerosos colores, desde el blanco al rosado, rocallas, y marmolinas de diversos tonos y tamaños. Entre las gravillas se puede escoger la de río, la grava partida, la arena de río, la arena silícea, la gravilla de ortosa…
Entre los áridos de origen volcánico destaca el rojo vivo de la puzolana, al que sólo se aproxima el de la arcilla expandida y la terracota con tratamiento de canto rodado, de un atractivo aspecto mojado y unas características de absorción y retención de agua que las hace especialmente apropiadas en jardinería. El basalto es otra atractiva piedra de origen volcánico, de color negro, muy de moda en el diseño actual.
Piedras de colores
Pero en el mundo de los áridos han irrumpido también piedras de colores vivos, productos industriales hechos de arena, gravilla silícea y mármol, recubiertos con resinas neutras al pH del agua, lo que las hace ideales para acuarios, terrarios y decoración en general. Un buen ejemplo son las aplicaciones de gravillas de colores en dibujos de gran extensión, en el Parque Juan Carlos I de Madrid.
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