Si acudimos a la montaña, es posible que nuestro perro beba del primer arroyo que se encuentre, sin saber si es potable o no. También puede ocurrir que en un paseo nos encontremos con perros sueltos que defiendan su territorio. Por esta y otras razones hay que estar alerta en todo momento.
En las zonas turísticas hay mayor afluencia de gente y de coches, por lo que la posibilidad de atropello aumenta. Es por eso recomendable llevar siempre al perro bien sujeto, con la cadena corta y nunca perderlos de vista. Además tenemos que tener cuidado con las peleas entre perros, estas peleas se producen al encontrarse con perros que controlan la zona con nuestra mascota, tomándola como un intruso en su territorio.
Durante el verano la proliferación de insectos es muy elevada, y si durante a lo largo del año debemos prestar atención a los parásitos, en verano este cuidado es mayor. Es importante entonces tener a nuestra mascota bien desparasitada. Ya que muchos insectos son transmisores de enfermedades peligrosas para nuestras mascotas.
Si estamos en el campo, tendremos que tener cuidado con las picaduras de serpientes y, si estamos en la playa, hay que extremar las precauciones frente a los venenos de las medusas, llevando de inmediato en ambos casos el animal al veterinario.
Estate atento a lo que come o a lo que bebe, ya que con más gente es más fácil que haya comida por el suelo, que pueda sentar mal a tu mascota, al igual que el agua, ya que puede beber por equivocación cualquier agua con residuos tóxicos.
Con estas medidas, el animal disfrutará del buen tiempo con total seguridad y sin sufrir ningún tipo de dolor que, con un poco de prevención, podemos evitar perfectamente.
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