Varias son perennes, otras anuales, algunas trepan y otras no lo hacen. También están emparentadas con el pepino y los calabacines. La carne de la calabaza es de color amarillo intenso y sus semillas son comestibles.
La especie más conocida, sin lugar a dudas, es la calabaza común (Cucurbita maxima). Originaria del Perú, fue introducida en Europa después de la conquista española, en el siglo XVI. Otras especies provienen también de climas tropicales o subtropicales, preferentemente del norte y del sur de América.
Si la carne de la calabaza es deliciosa en preparados culinarios, desde el estofado hasta la mermelada, no es menos cierto que el valor terapéutico de sus semillas es muy importante.
El poder nutritivo de las semillas es tan beneficioso que puede incluirse como parte esencial de una dieta específica en dolencias del estómago, la vejiga y el aparato digestivo. También se recomienda su consumo para expulsar las lombrices intestinales.
Tienen, además, la ventaja de no presentar efectos nocivos, como algunos productos farmacéuticos, por lo que se recomiendan especialmente en la infancia y durante la gestación. El aceite que se extrae de las semillas de la calabaza constituye un perfecto aderezo para ensaladas.
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