El tulipán, con sus 150 variedades, pertenece a la familia de los lirios. En la actualidad se cultivan más de 1.200 variedades. Pocas plantas tienen tanto valor comercial como el tulipán. Los tulipanes se utilizan como planta de jardín y también son flores populares para corte.
Son originarias del Imperio Otomano, que llevó los primeros tulipanes a Europa Occidental en el año 1560. Los tulipanes se convirtieron en un símbolo de estatus tanto para los reyes como para la clase trabajadora.
Se sabe exactamente quién plantó el primer tulipán en tierras europeas. Ocurrió en algún momento del año 1559, probablemente en primavera, cuando Johann Heinrich Herwart, un aficionado bávaro a las flores exóticas radicado en la ciudad de Augsburgo, plantó en el jardín de su casa el primer tulipán del que se tiene noticia en Europa.
El “crash” de 1637
Primero comenzó el cultivo de especies silvestres. Pero las mutaciones provocadas por un virus dieron un nuevo aspecto a muchas variedades. Esto produjo pétalos rayados, que se volvieron muy populares. Como la oferta no podía cubrir la demanda, los precios se dispararon. A principios de 1637, los precios de los tulipanes alcanzaron los 10.000 florines por bulbo, una cantidad que equivalía a los ingresos anuales de 40 carpinteros. El 7 de febrero de ese año el mercado se desplomó, los precios cayeron un 95% y miles de comerciantes se arruinaron. El tulipán más valioso, el “Semper Augustus”, ya no se vende en el mercado, ya que no se cultivan plantas con ningún tipo de virus.
En la actualidad
Los bulbos que se ofrecen en la actualidad están sanos y crecen fuertes. Los tulipanes están disponibles en muchos tamaños, colores y formas. Hay un programa de cultivo intensivo y cada año se introducen nuevas variedades. Una parte de los tulipanes vendidos se conocen como “tulipanes silvestres”, que se utilizan para cultivarlos en macetas y otros recipientes.
Son adecuados para su cultivo en el césped, en jardines de rocalla, debajo de los árboles y en jardines “naturales”. El tulipán requiere un suelo orgánico rico, un poco arenoso y totalmente permeable. Se recomienda plantarlos a una profundidad igual a dos veces el tamaño del bulbo.
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